Tal vez de los problemas, que tiene planteados la Masonería moderna que exigen una más urgente decisión dogmática y resolución orgánica, es el de legalizar la participación de la mujer en la Institución.
Si las exigencias actuales y reales de la época, acucian a interpretaciones filosófico – científicas, de las creencias dogmaticas y primigenias, acordes con el tiempo que vivimos, si los principios inmutables en sus fundamentos , pero con interpretación práctica para cada época, de lo que hay que entender y realizar, como LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD, han de ser la médula de las tareas masónicas logiales y de la acción externa, parece un absurdo, que la Masonería, prescinda de aquella parte de los humanos, hoy absolutamente la mujer integrada, en todas las actividades sociales, creándose a los ojos y juicios profanos, una fama de injusticia, de espíritu monopolista y de insinceridad, en su trilogía, al limitar la LIBERTAD de ser masona a la mujer, al arbitrar contra todas las realidades modernas, una discriminatoria que linda con los reprobables ejemplos, antirracistas y es cuando menos, un complejo de superioridad, casi fanático e inactual.